Elegir camping
o el arte de acertar
La elección de los camping que habrán de alojarnos a lo largo de nuestro itinerario es uno de los puntos clave que nos marcará indefectiblemente el desarrollo del plan de viaje, tanto por su situación, por sus horarios de acceso, por los servicios que ofrezca, por sus tarifas, etc. Por eso mismo hemos de procurar elegir bien.
Camping "Nordkapp", en el Cabo Norte,
con los renos pastando delante de la caravana.
Sólo eso "valió el viaje".
Como ya hemos visto, la situación de los camping es uno de los elementos más importantes a la hora de plantear las etapas, tanto si son de pernocta, como si han de actuar como “campamento base” desde donde movernos para nuestras visitas turísticas.
Nuestros criterios para elegir los camping del viaje suele ser los siguientes:
Que el camping se encuentre lo más cerca posible de la localidad o zona que nos interese.
Que su situación nos permita visitar el mayor número de lugares posible sin vernos obligados a cambiar de camping.
Que su acceso sea cómodo desde la autopista o carretera principal de la zona.
Que se adapte a nuestros gustos y necesidades: principalmente que tenga agua caliente en lavabo y fregaderos y, para ciertas ocasiones, acceso directo al mar, que tenga piscina, piscina con tobogán, animación para niños, cafetería o restaurante, etc.
Que sus horarios de acceso y recepción sean “lógicos”. En algún camping francés, por ejemplo, nos hemos encontrado que la recepción sólo abría unas pocas horas al día, lo que lo hace muy incómodo. Tener en cuenta el “mittagruhe germánico” o descanso del mediodía, típico de los camping alemanes, austríacos y suizos.
Si buscamos un camping próximo a una gran ciudad y pensamos visitarla en transporte público, asegurémonos primero que el acceso desde el camping a la parada de bus, tranvía, tren o metro sea fácil y cómodo. Leer más sobre nuestra experiencia en camping y transporte público en muchas capitales europeas. Las describimos con detalle.
Que sean “tranquilos”, aunque ese requisito sea más fácil de conseguir fuera de España. Ya sabemos que aquí nos gusta la tertulia, la barbacoa, la timba de cartas, la juerga nocturna...
Que acepten animales de compañía, si viajamos con ellos.
Que acepten tarjetas de crédito (y cuáles, que no en todas aceptan Visa o Mastercard). Ese es un detalle al que suelo prestar mucha atención, pues el capítulo de camping supone una parte importante del presupuesto y cuando estamos fuera de España, aún pagando en euros, evitar pagar en efectivo siempre es un punto a favor… ¡que las comisiones por extraer dinero de un cajero son, como mínimo, de un 4%!.
Que acepten “el carnet internacional de camping” como “identificación” o que nos hagan descuento por poseerlo.
Y por último y aunque suene a perogrullada, cuando un camping ocupe una posición “estratégica” y no haya otros camping cerca…¡asegurarnos previamente de que se encuentra abierto y funcionando!. Que no sería la primera vez que, al llegar, nos lo encontrásemos cerrado por obras…
La otra gran cuestión a la hora de elegir camping es evitar, al máximo, los cambios de camping, pues ello supone una pérdida considerable de tiempo. Entre el recoger las cosas para salir, el desplazamiento, la localización, el registro y “las tareas de acampada” en el nuevo se va un tiempo precioso que no emplearemos en cuestiones más interesantes. Por eso mismo, en la medida de lo posible, conviene “centralizar” al máximo los camping que nos habrán de servir de base.
Una duda que solemos plantearnos a menudo a la hora de elegir camping es qué nos va a interesar más. Si quedarnos más días en un mismo camping y desde allí desplazarnos a los lugares de visita elegidos, aunque eso suponga hacer algunos kilómetros de más entre la ida y la vuelta o, por el contrario, si algunos de los puntos a visitar se encuentran, pongamos a unos 100 km. de distancia, nos interesará cambiar de camping y “acercarnos” a tales puntos.
La respuesta normalmente nos la dará “la distribución de lugares a visitar” en el mapa, Visualmente es fácil detectar el “punto equidistante” a esos lugares y buscar por allí un camping que nos pueda servir “de campamento base”. En tal caso procuramos que las distancias a los lugares de visita más lejanos no excedan, como ya hemos comentado, de unos 100 km. a la redonda, siempre y cuando las carreteras faciliten los desplazamientos, por supuesto. A fin de cuentas trasladarnos a una distancia de 100 km, por autopista, supone poco más, poco menos, una hora de viaje.
Desde luego la situación ideal se da cuando los puntos de interés se sitúan formando una “estrella”. En inglaterra, en 2003, desde Tewkesbury pudimos visitar un montón de lugares, desde Gales a Oxford. ¡6 noches estuvimos allí!. Un auténtico récord para nosotros.
El caso “emblemático” de tipo opuesto al anterior lo viviremos, a buen seguro, en Noruega. Incluso en los fiordos, los puntos de interés se encuentran lo suficientemente dispersos como para que, en general, podamos estar más de dos días en cada camping. Y no digamos si nuestra intención es alcanzar el cabo norte...
Si en Inglaterra las “motorways” facilitan sobremanera los desplazamientos a distancias medias, en Noruega las bastante infames carreteras de la zona hacen que desplazarse a tan sólo 50 km. ya empiece a resultar muy poco estimulante. Eso sin contar que, muy probablemente, tengamos también que tomar algún ferry o transbordador, de ida y vuelta, por supuesto.
Noruega es un país muy bien adaptado a la autocaravana, pero que ningún caravanista se corte de visitar un país tan fantástico por pensar que moverse por allí con la caravana es un problemático. Para nada. Arreglaremos la cuestión a base de hacer algunos kilómetros de más, los del regreso al camping, a cambio de poder movernos con mayor soltura con el coche por las estrechas carreteras de la zona.
Como no siempre tendremos la suerte de que, geográficamente los puntos de interés coincidan con emplazamientos de camping “ideales”, entonces no nos quedará otra que buscar el alojamiento donde mejor nos apañe, qué remedio, aunque eso implique hacer algún cambio de más.Incluso a veces nos veremos “obligados” a tener que desdoblar las estancias en dos camping, al quedarnos un grupo de lugares a visitar demasiado alejado del camping en cuestión. ¡Más que nada porque no tendría ningún sentido desplazarse dos o tres veces a lugares bastante lejanos!. Lo lógico, en esas circunstancias, es buscar otro camping cercano a ellos.
En nuestro caso, como en los largos viajes casi siempre utilizamos el camping prácticamente para dormir, pues apenas hacemos vida en ellos, realmente nos vale casi cualquiera a condición de que reúna unas condiciones mínimas “de habitabilidad”. Así pues primamos “la situación” por encima de casi cualquier otra consideración cuando se trata de pernoctar uno o dos días a lo sumo. ¡Aún así no pocas veces hemos salido “huyendo” como alma que lleva el diablo de algunos camping más parecidos a “castillos del terror” que a un establecimiento de acampada!
Cuando practicamos “turismo de estancia”, -sobre todo en España- entonces ya le pedimos otras cosas al camping: proximidad a la playa, que sea tranquilo, etc.
Ah, en acampadas durante la época invernal, no está de más buscar camping que dispongan de bloques de aseos con calefacción. Y una vez allí, si el terreno de acampada es de hierba, tener siempre la precaución de colocar la caravana de manera que el coche pueda tener las ruedas tractoras en un terreno asfaltado o duro.
Salvo que el coche sea de tracción total, no sería la primera vez que, tras copiosas lluvias, el terreno estuviera tan blando y resbaladizo que el vehículo fuese incapaz de sacar la caravana del emplazamiento…;
En esos casos sólo queda recurrir a la ayuda ajena o, si hemos tenido la precaución de llevar “placas anti-barro” en el coche, confiar en que ellas se basten para que las ruedas tractoras del coche logren el agarre necesario para sacar la caravana de la parcela…
Una de esas experiencias “traumáticas” tuvo lugar en holanda, en las navidades 2005, aunque gracias al Discovery de nuestro amigo Gonzalo, la cosa no pasó a mayores. Otra tuvo lugar en el camping de Torcy, próximo a Disney, debido a que algunas parcelas están un poco en pendiente y no había manera de que el coche dejara de patinar. No obstante, como allí ya se lo saben, disponen de un tractorcito para tales menesteres. Un detalle.
En suma y visto lo visto, que cada cual elija los camping que mejor se adapten a sus gustos y necesidades, pero siempre teniendo en cuenta las anteriores recomendaciones. El éxito de nuestro viaje depende mucho de ello.
Eligiendo camping:
Grandes ciudades, aparcamiento y transporte público.
Una de las “búsquedas” de camping que más tiempo suele ocuparnos son los de las grandes ciudades, entre las que destacan, lógicamente, las capitales europeas.
Cuando de visitar una gran ciudad se trata, lo primero que miramos al buscar el camping más próximo es que disponga de transporte público fácilmente accesible, excepto si se trata de autobús, que por frecuencia de paso y por localización de paradas siempre suelen ser más incómodos que el metro o el tren, por ejemplo, y nos gustan menos.
El "precioso" camping de Zurich-Seebucht
A priori ese es el criterio más importante cuando de visitar grandes ciudades se trata. No obstante cuando finalmente vemos que no nos cabe otra que tener que llevar el coche al centro, entonces procuramos evitar los “camping urbanos” –generalmente más ruidosos, más abarrotados y más caros- y buscar uno por los alrededores que ofrezca un ambiente más relajado y agradable.
La “técnica de búsqueda” que empleamos en esos casos es la siguiente: una vez localizado el “camping candidato” intentamos localizar en el mapa las paradas de metro o tren –a veces también vienen indicadas las de bus-, usando principalmente la página web del transporte público de la ciudad en cuestión, combinada con la web de “vía michelin”, www.viamichelin.es y la aplicación “google maps”. Más el gps, por supuesto.
El quid de la cuestión radica en “descubrir” lo cerca que esté del camping la parada del medio de transporte que nos interese y, a partir de ese dato, valorar si nos apetece más usar el transporte público o, por el contrario, ir al centro en coche. Por supuesto es necesario comparar también los costes en uno u otro caso: parking, tarjetas o billetes ahorro, horarios, etc.;
Salvo que el acceso en transporte público sea fácil y cómodo, la mayoría de la veces solemos optar por el vehículo propio. Más si cabe cuando gracias al GPS llegar al centro de las grandes ciudadades, atascos aparte, se ha hecho muy fácil. En fin, que hay que pensarlo bien y buscar toda la información posible porque hay factores como atascos, facilidad de aparcamiento, coste del mismo, número de viajeros (si el coche va lleno, igual compensa pasar del transporte público), posibilidad de que los niños viajen gratis, etc. que influirán decisivamente en la opción a elegir. Además viajando con la perrita, no siempre estará autorizada a usar el transporte público, lo que hay que tener en cuenta. Leer más sobre el tema en “Viajar con animales”.
Los parking “disuasorios” o P+R. Una interesante opción disponible en algunas ciudades son los P+R, grandes aparcamientos disuasorios situados en los suburbios de algunas ciudades, junto a una parada de transporte público. En muchos casos el coste del estacionamiento es muy barato o incluso gratuito, en otros, no tanto. El mejor P+R que conocemos es el de Estrasburgo (Francia), donde por menos de 3 € al día todos los ocupantes del vehículo disponen de un billete de ida y vuelta en tranvía al centro de la ciudad. ¡Sistema fantástico donde los haya!.
En Oxford, Cambridge, o Chester, en Inglaterra, donde este sistema de parking está muy extendido, usarlo hace la visita más cómoda y menos gravosa, aunque sigue siga siendo un poco cara. ver viaje a inglaterra y gales ‘03.
Otra ciudad con un estupendo sistema de P+R es la maravillosa Brujas, en Bélgica. En el parking de la estación central de ferrocarril, en el lado sur del anillo periférico de la ciudad, es posible aparcar el coche todo el día por una pequeña cantidad de dinero, 2,5 € en 2008. El ticket de parking incluye billetes de bus, de ida y vuelta al centro histórico, para todos sus ocupantes. Un sistema muy parecido al de Estrasburgo. Se obtiene en las taquillas del autobus, justo enfrente de la entrada a la estación de tren. De todas maneras, quien prefiera ir al centro dando un paseo, éste no queda a más de quince minutos andando…;
A modo de “aviso a navegantes”, ahí van algunas de nuestras experiencias personales tras la visita a muchas de las capitales europeas y otras “grandes ciudades”…
París. Hemos estado en París por última vez en semana santa 2009. El domingo por la tarde fuimos en coche, desde el Camping de Torcy (4 pasajeros) hasta Montmartre. Y nuestra idea era ir también en coche al centro el miércoles santo, aprovechando la buena experiencia que habíamos tenido el año anterior, en verano, donde aparcamos tranquilamente en el parking del ayuntamiento (Hôtel de Ville). Sin embargo, al ir hacia Disneyland y ver los atascos que había por la mañana dirección París, nos disuadieron por completo de intentar la opción coche particular.
Entonces optamos por coger el RER, el tren suburbano, en el mismo Torcy, intentando aparcar nuestro vehículo en el gigantesco parking gratuito aledaño a la estación. En vano, al ser un aparcamiento “disuasorio” para la gente que vive allí, a las nueve de la mañana no había un solo hueco libre. Después de dar vueltas y más vueltas por toda la localidad (tiene aparcamiento limitado a dos horas en la zona urbana) y no lograr aparcar... ¡acabamos marchándonos a Disney para coger allí el RER!.
Por si vais al camping de Torcy, que es una buena elección para visitar los parques de atracciones y la ciudad ya que está al lado mismo de la autopista A-104 o “Francilienne”, que es la circunvalación exterior de París, y no queréis pasar nuestros apuros, una opción interesante, a condición de no volver muy tarde de París, es dejar el coche en el centro comercial Carrefour, que está a unos 600-700 metros a pie de la estación. El aparcamiento cierra a las 21-21,30 h.; nuestro error fue no preguntar la hora de cierre, pues pensamos que echarían las barreras a eso de las ocho y era un poco pronto. Por eso nos fuimos, desesperados de dar vueltas, a Disney, lo que es tanto como matar moscas a cañonazos.
No obstante, el camping “Parc de la Colline” de Torcy, está a unos 3 km. de la estación y dispone de una furgoneta que acerca y recoge a los campistas a la estación, previo pago, por supuesto. Si eso compensa o no, que cada cual decida, pero el servicio ahí está. También vende las entradas a Disney y al Parc Astérix, al mismo precio que las taquillas del parque.
En 2000 nos alojamos en el camping de Champigny-Paris Est, y que conociendo ahora al de Torcy, no recomendamos. Es enrevesado de encontrar y para acceder a la estación del RER, en la localidad de Joinville, hay que coger un autobús en la puerta, pero como está un poco alejado de Champigny, hay que prestar mucha atención a los horarios del bus, ¡no sea que nos quedemos con un palmo de narices al volver y nos toque llamar a un taxi!. Fuimos pues en coche a la ciudad y aparcamos cerca de la estación de metro de Pic-Pus, bastante lejos del “centro”. Dejamos el coche en un parking a muy buen precio y desde allí nos movimos en metro el resto del día.
Otra opción a valorar, por proximidad al centro de París, es el camping de “Bois de Boulogne” y en el que la reserva previa es casi una necesidad. Nosotros no lo conocemos.
Londres. En la capital inglesa la cosa es aún peor si cabe. Los camping están muy alejados y el coste del transporte público londinense está literalmente por las nubes. Un billete de metro sencillo en la zona centro costaba en 2008 la friolera de 5 euros y pico…; menos mal que también disponen de pases de uno o varios días que gravan menos al bolsillo, aunque siga siendo un coste prohibitivo. Ir en coche aún es más problemático si cabe. Aparte de la dificultad añadida de circular por la izquierda en ciudades con mucho tráfico, desde hace un tiempo hay que pagar un altísimo peaje por entrar con coche all centro de la City, y eso sin pensar lo que nos puede costar el parking… ¡ si lo encontramos!.
La única vez que hemos estado en Londres yendo de camping fue en 1997 y nos desplazamos en tren de cercanías desde las proximidades de Windsor hasta la estación de Marylebone. En aquel entonces el billete familiar de un solo día ya nos costó, al cambio, ¡5.000 pelas!. Y si tenemos en cuenta que un único día no da para otra cosa que “ver” lo más esencial, pues lo llevamos claro. (Ver viaje a Inglaterra ‘97). Posteriormente hemos vuelto varias veces más a Londres, que nos encanta, pero siempre en avión y alojándonos en un hotel céntrico… ¡menuda diferencia, al menos en comodidad!. En fin, que hay que asumir que la visita a Londres, en caravaning o por otra vía, nos saldrá por un pico de los gordos, aunque actualmente gracias a la mejora en el cambio libra esterlina-euro, la visita a Gran Bretaña se ha hecho más asequible que antes. Y ya que el caravaning es el tema que nos interesa, probablemente la solución pase por emplear los P+R de la periferia…
Amsterdam. Aquí el panorama cambia por completo. Aunque en los alrededores de la capital holandesa hay varios camping, en 2007 nos alojamos en el “Gaasper Camping”, que tiene la parada de metro, directo al centro, a poquísima distancia de la puerta. El camping está muy bien y desde la autopista A9 el acceso es comodísimo. (Ver viaje a Berlín 2007). En la misma recepción del camping venden los billetes de transporte público para todo un día por poco más de 6 €. y, además, una muy buena característica de ese camping es que, si quisiéramos dejar el camping después del mediodía, sólo pagaremos 1,5 € “por hora excedida”. Tened en cuenta también que de 12 a 13 h. la recepción cierra. Así pues el “Gaasper” es una excelente opción para visitar la preciosa capital de los canales.
Madrid. Un par de veces hemos visitado la capital con caravana, la última en enero 2008, camino a las costas gaditanas. Solemos pernoctar en el camping “Arco Iris”, situado en la autovía M-501 entre Boadilla y Villaverde. El camping anuncia autobús en la puerta, pero nosotros siempre hemos preferido ir en nuestro coche, sobre todo porque hemos vuelto al camping a horas tardías. El acceso al centro es bastante cómodo y, como tal, lo recomendamos para la visita a la ciudad del Oso y el Madroño, siempre teniendo en cuenta las dificultades de aparcamiento, claro.
Lisboa. El camping de la capital portuguesa es el “Lisboa-Monsanto”. Lo hemos visitado recientemente, en marzo de 2008 y nos ha gustado mucho. Está situado a las afueras de la ciudad, en el parque forestal del “Monsanto” y su peculiaridad más interesante, creo que no me equivoco si digo que “única o casi” es que permite la acampada las 24 h. del día, lo que es algo fantástico si prevemos llegar a horas intempestivas. Tiene autobús en la puerta, pero nosotros volvimos a optar por el coche, aparcando en uno de los pocos parking que existen en el centro de la ciudad. A un paso tiene también una enorme zona comercial con un híper ·”Jumbo”, un IKEA, un Decathlon, etc.
Bruselas. Dos veces hemos estado en la capital belga con la caravana. En 1998 nos alojamos en el camping de Grinbergen, a las afueras de la ciudad (Ver viaje a Bélgica 1998). y en 2005 durante la navidad, desde un camping próximo a Gante (Ver viaje a navidad Benelux ‘05). En ambas ocasiones hemos ido al centro en nuestro coche. Creo recordar que desde el camping de Grinbergen había bus al centro, pero ocurre como en el “Champigny-París Est”, que la frecuencia de paso es poca y estar “supeditado” a ciertos horarios puede ser bastante incómodo.
El problema de Bruselas es que sus principales puntos de interés se encuentran muy alejados unos de otros: el centro histórico y la zona del “Atomium” con sus museos y atracciones. Además la parada de metro más próxima al “Atomium” –de visita obligada- no está demasiado cerca, lo que tampoco ayuda a mejorar el panorama. Ir con el coche nos da la posibilidad de visitar primero la zona del Atomium, donde aparcar en la calle no es imposible, y después trasladarnos al casco histórico, aparcando en uno de los muchos parking públicos. En suma, tampoco hay facilidades especiales para la visita a Bruselas en transporte público desde los camping cercanos, que en realidad, tampoco lo son tanto.
Luxemburgo. Dos veces también hemos pasado un día en la capital del diminuto Principado. En ambas ocasiones nos desplazamos desde puntos muy lejanos, por lo que no podemos dar una opinión sobre las facilidades de acceso en bus, porque metro no hay. Lo que no quisiera dejar de apuntar es que, durante la visita, no dejéis de lado la visita panorámica en el trenecito turístico. ¡Os dará un paseo por las fortificaciones exteriores de la ciudad –hechas en su día por los españoles- que, de otra forma, igual no veréis!. Dispone de grabación en castellano.
Berlín. Al pretender visitar la capital alemana volvemos a las dificultades. Berlín tiene varios camping en sus alrededores, pero todos ellos muy alejados del centro histórico y no muy cómodos para el uso del transporte público. Dada la complejidad del asunto berlinés y lo a fondo que comentamos el tema en nuestro relato del viaje a Berlín en 2007, lo mejor es que le echéis un vistazo y lo veréis más claro. (ver viaje a berlín 2007).
Zurich. La “capital oficiosa” de Suiza, por su envergadura urbana y económica, dispone de un camping a las afueras, a orillas del lago. Acampamos en el “Campingplatz Zürich-Seebucht” en la localidad de Wollishofen, que todo hay que decirlo, no nos gustó nada. Echad un vistazo también al relato del viaje a Suiza en 2005, donde explicamos con detalle todas las cuestiones pertinentes…; (ver viaje a suiza 2005).
Copenhague: Visitamos la capital danesa en 1999 y entonces nos alojamos en un curioso camping, el de “Charlottenlund”, a las afueras de la ciudad, ubicado en un antiguo “fuerte costero” que todavía conserva las fortificaciones y los grandes cañones. (ver viaje a dinamarca 1999). Tiene (o tenía) autobús en la puerta y está muy bien situado para las excursiones por los alrededores.
Oslo. La capital del “país fetiche” de los campistas europeos no es de las que enamoran, a excepción de sus estupendos museos, pero en cualquier caso merece una visita. Visita que, una vez abonado el peaje de entrada a la ciudad, se verá facilitada por lo bien señalizados que están todos sus camping. En 2000 acampamos en el “Ekeberg”, cuyas vistas sobre la ciudad y su fiordo todavía tienen enamorado a nuestro amigo Pepe. (Ver viaje a Fiordos 2000). Creo recordar que tiene parada de autobús en la puerta, pero que quede claro que para visitar “la isla de los museos” el coche es la opción más cómoda y cuando visitamos el centro de la ciudad, al ser cuatro, fuimos en el coche de Pepe, el cual aparcó en la calle al lado mismo del ayuntamiento.
Estocolmo. A la vuelta del Cabo Norte, en 2004, no dejamos de ver la bonita Estocolmo, ciudad que junto a Londres ostenta el dudoso honor de tener el transporte público más caro de toda Europa. Acampamos en el camping “Bredängs”, a 10 km. de la ciudad y con parada de metro a 700 metros. En nuestro relato del viaje al Cabo Norte contamos con pelos y señales las vicisitudes y coste del metro sueco. (Ver viaje a Cabo Norte 2004). No sé si lo volveríamos a coger de nuevo…
Helsinki. Menuda diferencia con sus vecinos. El metro de la capital finlandesa es tan eficaz y eficiente como el sueco, pero muchísimo más barato, 1 € el billete sencillo y 5 € el pase de un día. El metro está al lado del camping de la ciudad, el “Rastila”, por lo que la visita a la ciudad es comodísima. Muy recomendable. (ver viaje a cabo norte 2004).
Tallin. La preciosísima capital de Estonia, llamada “La Pequeña Praga” por su belleza, y a la cual se accede en un transbordador desde Helsinki, no puede dejar de visitarse. Un día bien aprovechado suele valer para quedarse con un excelente sabor de boca. Así pues, el camping de elección, desde Helsinki, es el de esa ciudad, el “Rastila”. (ver viaje a cabo norte 2004).
Praga. Hablemos ahora “de la hermana mayor de Tallín”, la maravillosa Praga. Muchos son los camping que rodean la ciudad, que también dispone de metro y de P+R, pero nuestra elección para la visita fue el “Caravan Camp”, camping situado en los arrabales de la ciudad y cuya mejor característica es la de tener la parada del tranvía nº 9 que nos dejará en una media hora en pleno centro de la ciudad. Los billetes se compran en el bar del camping. Una maravilla. (ver viaje a chequia y hungría 2006).
Budapest. La elección del camping “Romaifürdo” resultó un auténtico fiasco, a pesar de tener el tren de cercanías en la misma puerta. En el relato del viaje contamos ampliamente las aventuras y desventuras, así que lo mejor es remitiros a lo allí contado. (Ver viaje a Chequia y Hungría 2006). Si ahora visitásemos de nuevo la capital húngara, creo que no elegiría ningún camping de los alrededores y optaría por alguno, aunque más lejano, tuviese tren a mano. Lo que no haría sería ir en coche, pudiéndolo evitar. ¡Los atascos para entrar y salir de Budapest son de los que hacen historia!. Y es que la capital carece todavía de una circunvalación que merezca tal nombre.
Viena. Dos veces hemos estado en la capital de los valses. La primera en 1995 y entonces nos alojamos en el camping “Schloss Laxenburg”, enclavado junto a un lago –en el cual se alquilaban patines de pedales- y junto al castillo que le da nombre. Se encuentra al sur de la ciudad y algo alejado de la misma, pero recuerdo que fuimos en autobús al centro. La segunda vez, camino de Budapest, acampamos en el “Aktiv Camping Neue Donau”. (Ver viaje a Chequia y Hungría 2006). Buen camping, pero típico de gran ciudad, o sea, parcelas diminutas, amontonamiento de gente, etc. Tiene parada de bus en la puerta, pero… mejor os remitimos al relato del viaje.
Florencia. Aunque la ciudad donde el Arte con mayúscula campa a sus anchas no es la capital de Italia, siendo como es un centro turístico de primerísimo orden, su visita es casi obligada y muchos campistas desean visitarla por eso mismo. Teniendo en cuenta que el aparcamiento y el tráfico caótico son en ambos casos tareas harto complicadas de llevar a cabo en la capital toscana, la idea de acampar en el camping “Michelangelo”, en la misma ciudad, es una idea estupenda. (ver viaje a la costa azul y la toscana 2005). Desde el mismo se dispone de una espléndida vista sobre la ciudad del Arno. Tiene bus al centro en la misma puerta y por 1 € el billete, que se compra en recepción, tendremos el asunto del transporte resuelto.
Por último, no quisiéramos terminar este repaso por las capitales europeas que conocemos sin mentar a Roma, la cual no hemos visitado con la caravana y como tal no podemos decir nada al respecto y Dublín, que a pesar de no conocerla con nuestra caravana, el hecho de viajar a nuestro aire en coche de alquiler, nos permitió escribir el relato del viaje en el cual tratamos con detalle la problemática de visitar Irlanda con el elemento de acampada. (ver viaje a irlanda 2006).
Eligiendo camping:
Países europeos y tipos de enchufe.
El asunto "espinoso" de los países con diferentes “tipos de enchufe”
En caso de viajar a países con enchufes distintos a los nuestros: Gran Bretaña, Francia, o Suiza es siempre buena idea llevar con nosotros los adaptadores necesarios, que generalmente se encuentran aquí sin demasiada dificultad.
Obviamente tal cosa es más importante cuando no viajemos con nuestro elemento de acampada y vayamos de hotel. Siempre nos hará falta un enchufe, de los buenos (no de “maquinilla de afeitar”), para el cargador del móvil, el secador de pelo o de la batería de la cámara, por ejemplo.
Adaptador para enchufe suizo
Y por supuesto tampoco es conveniente salir de casa sin el adaptador para el enchufe de seguridad “europeo” de tres bornes y carcasa azul, cada vez más popular, tanto en España como fuera de ella.
En Gran Bretaña en todos los camping que hemos visitado –y son ya unos cuantos- disponían del enchufe “europeo” y en Francia, si no lo tienen, simplemente deberemos procurarnos, un adaptador de enchufe con un “agujerito” entre los dos bornes para que pueda alojar el pitorro “hembra” que tienen las bases de enchufe en el país vecino. De todas maneras es fácil encontrar aquí enchufes “macho” con el dichoso agujerito. ¡Todavía recordamos la desesperación de unos paisanos en el camping de Paris/Champigny porque no podían enchufar su cable porque no lo tenía y porque en el camping habían agotado los adaptadores de alquiler!.
Desconocemos qué tipo de enchufe hay en los camping irlandeses, pues visitamos el país en avión, coche de alquiler y nos alojamos en los Bed & Breakfast, una opción realmente recomendable.
El enchufe “normal” británico o irlandés tiene tres bordes de sección rectangular, con fusible incluido y aunque en los camping pueden no tener demasiado uso, recomendamos llevar siempre un adaptador por si acaso. Y no digamos si el alojamiento va a ser en Hotel, Bed & Breakfast o por el estilo. ¡Entonces ya será literalmente imprescindible!.
Suiza es otro país “raro” y no lo descubrimos hasta llegar al primer camping suizo. ¡Menuda cara que nos quedó al ir a enchufar el cable y ver aquello!. Menos mal que en recepción nos prestaron un adaptador a cambio de una fianza. No obstante, ante el descubrimiento, en cuanto pudimos, nos compramos uno, porque no en todos los camping os los ofrecerán. Tiene forma hexagonal y tres bornes redondos, siendo de menor tamaño que el británico. Los enchufes europeos tampoco abundan en Suiza, así que atención al tema de la conexión eléctrica.
Por último, enchufes aparte, no queremos dejar de comentar la importancia de llevar suficientes metros de cable para no tener problemas de conexión. Y porqué no, un adaptador "multifunción" que vale para un montón de países con "enchufes raros".
Nuestro portacables tiene 40 metros de longitud, suficientes para la inmensa mayoría de camping, pero como algunas veces hemos tenido que echar mano del “alargador” extra, de 10 metros para poder enchufar, recomendamos no llevar menos de 50 metros siempre que sea posible.
Eligiendo camping:
“Nuestras” guías de camping.
Para la elección de los camping que habrán de acogernos en nuestros viajes utilizamos, como no podía ser de otra manera hoy en día, tanto las guías de camping tradicionales, las “de papel” de toda la vida, como las guías-web en Internet, entre las cuales brilla con luz propia la web de la guía alemana ACSI, www.eurocampings.net, con una base de datos de más de 8.000 terrenos de camping de toda Europa.
Hablemos un poco más de la web de ACSI, aunque lo mejor es que, si aún no la conocéis, le echéis un vistazo, no está de más comentar que el nivel de información que ofrece de cada camping es amplísimo y además incluye un enlace directo, a través de Google Maps, que muestra, vía satélite, el emplazamiento exacto del camping. Un “gadget” utilísimo para programar el GPS, como a buen seguro comprobaréis.
Si queremos visitar la web particular de un camping con fin de valorar si realmente nos convence o no a partir de la información de ACSI, o de comprobar las tarifas, aunque desde la reseña de cada camping en ACSI a menudo incluyan el enlace a la página propia del camping, si ésta no viene expresamente indicada no significa forzosamente que el camping no la tenga. En tal caso, con echar mano de Google, saldremos rápidamente de dudas.
Lógicamente la base de datos de ACSI, aunque amplísima, no es exhaustiva, por lo que si no encontramos un camping en la zona que nos interese, deberemos buscarlo por otras vías, virtuales o no y ya está. En la mayoría de los casos, lo encontraremos.
Una buena idea cuando no aparece un camping en el lugar deseado, es buscar la página web del ayuntamiento de la localidad. Si hay camping, seguramente allí vendrá la reseña. Hay camping de titularidad municipal que sólo se anuncian en la web de la localidad y claro, así cuesta dar con ellos.
En cuanto a las guías “convencionales” de camping, manejamos las siguientes:
Para España y Portugal empleamos la de la Federación Española de Clubes Campistas (FECC) (que también incluye una pequeña selección de camping en el extranjero) y la de la Editorial Peldaño.
Francia. Impresiona comprobar la cantidad de camping que puede llegar a haber en el país vecino. ¡En cualquier villorrio perdido de la mano de dios parece haber uno!. Es esos casos, la mayoría de titularidad municipal, ya sabemos que las instalaciones suelen ser muy modestas, pero para un apuro vienen de perlas y para pernoctar, más. Como solemos viajar muy a menudo a Francia, hace años nos hicimos con una guía francesa sensacional, la “Guide Officiel de Camping Caravaning de France”, perteneciente a la Federación Francesa de Camping y editada por “Motor Presse France”, que presume de incluir en sus páginas “todos los camping de Francia”, que en 2003 eran 10.798 ni más ni menos. Actualmente disponemos de la versión 2008.
Esa guía incluye también los “camping à la ferme”, que son un modo de acampada “diferente”, pues se hace en zonas habilitadas en granjas agrícolas, lo que da “un toque especial” a la cosa. Nosotros solamente lo hemos probado una vez, en Sarlat la Canéda, en el fantástico Périgord francés y fue divertido. Son más baratos que los camping convencionales, pero en consonancia sus instalaciones tampoco suelen ser para tirar cohetes…;
Otra guía francesa de camping también muy interesante es la publicada por Michelín y que se encuentra fácilmente en España.
En Holanda también se puede encontrar un tipo de camping parecido, los “Mini-camping”, muy abundantes en el sur del país, en la zona que rodea MIddelburg y el gran dique del Plan Delta. En ese caso la acampada se puede hacer en granjas o también en zonas habilitadas en chalés privados. En fin, una opción más a tener en cuenta.
Alemania y Europa. Para Alemania me gusta mucho la guía alemana “ECC – Europa Camping+Caravaning”. Un “tochazo” que incluye 5.500 camping de Alemania y una importante selección de campings de todos los países europeos, además de Turquía, Marruecos y Túnez. La edición de 2007, que compramos en Hannover después de recorrer unas cuantas librerías sin éxito, a diferencia de la antigua que teníamos, viene únicamente en alemán, pero bueno, como de lo que se trata es “de poder localizar” un camping donde nos interese, siempre nos quedará el recurso al diccionario si hace falta…; existe también una web propia de la guía, la www.ecc-campingfuehrer.de
Los muy interesados en tener una completísima guía de camping alemana, encontrarán en la guía ADAC (del Automóvil Club de Alemania) lo que buscan. Se edita en dos voluminosos volúmenes, uno para el norte de Alemania y otro para el sur. Juzgar si su adquisición interesa o no ya es cosa de cada cual. Por supuesto que el nivel de información ofrecido es muy grande y detallado, incluyendo también los horarios del “mittagruhe”.
MUY IMPORTANTE: En nuestros viajes por Europa, todas esas guías viajan siempre con nosotros, al igual que los mapas de los países a visitar e incluso limítrofes, pues nunca se sabe lo que nos puede pasar durante el viaje: desde tener que buscar a la desesperada un camping en una zona no prevista (averías, contratiempos, etc.) a decidir sobre la marcha un cambio de itinerario. ¡Que hay que tener siempre un as guardado en la manga…!
Gran Bretaña. Aparte de la guía ECC de Europa, la guía de camping inglesa que hemos usado cuando hemos visitado el Reino Unido es un pequeño, pero fantástico, libro-guía de camping facilitado gratuitamente por la oficina de turismo británica. El “Where to stay in Britain: Camping & Caravan Parks”. Solicitadlo porque es muy bueno.
Noruega. También podéis solicitar la “Guía de Camping” a la Oficina de Turismo noruega, insistiendo en que incluya el mapa del país donde se sitúan los camping. El interés en poseerlo radica en que en ese mapa se señalan determinadas carreteras de la zona de los fiordos que, o bien están desaconsejadas para la circulación con caravana o bien éstas están directamente prohibidas. Su guía es un simple catálogo, bastante sucinto, pero vale la pena tenerlo, sobre todo por el mapa. En cualquier caso en la web oficial de camping noruego, www.camping.no, aparte de la información de la guía, ésta puede obtenerse también en formato pdf, (en noruego, inglés y alemán).
Para el resto de países, si todas esas guías, virtuales y convencionales, no nos han resuelto el problema, siempre nos quedará el recurso de pedir a sus respectivas oficinas de turismo que nos remitan las guías de camping que tengan publicadas…
Eligiendo camping:
El Carné Internacional de Camping (CCI).
Nada más lejos de mi intención que hacer una reseña de todas las ventajas que incluye el “Carné Internacional de Camping”, que se facilita a través de la Federación Española de Clubes Campistas, pues para eso lo mejor es leerse bien sus condiciones en la web de la Federación o en las páginas de la Guía de Camping de la FECC; más bien mi idea es comentar algunos aspectos interesantes de su tenencia…
Aparte del seguro de responsabilidad civil que incluye –mientras estemos “acampados” en un camping, no “en circulación”- la mayor ventaja día a día es la comodidad que nos ofrece al ser aceptado en una gran mayoría de camping como documento acreditativo de identidad, sin vernos así obligados a dejar el DNI o el pasaporte que nos conviene llevar siempre encima para poder identificarnos siempre que lo necesitemos.
En algunos camping, pocos ciertamente, “exigen” estar en posesión del carné para admitirnos en sus instalaciones. Desde luego no es lo habitual y ahora mismo tampoco logro acordarme de ninguno en que haya sido así realmente, pero bueno, siempre viene bien tenerlo en cuenta y llevarlo en el bolso, por si acaso.
También por disponer de él, en algunos camping se obtienen descuentos en el precio de la estancia, lo que es un detalle. En las guías de camping suele venir reseñada tal posibilidad, siendo España uno de los países donde más se aplica esta costumbre.
Quizás su mayor limitación provenga del hecho de que sea requisito imprescindible para tenerlo el estar afiliado a un Club Campista Federado, pero desde luego nadie podrá negar que la cosa tiene su lógica…
En Escandinavia y Finlandia, en muchos camping aceptan el carné internacional sin problemas (normalmente si la estancia es una noche noche o dos lo más habitual es pagar en el momento del registro), pero dado que allí disponen de su tarjeta específica, la “Scandinavian Camping Card” (aparte de las tarjetas “propias” de cada país), cabe la posibilidad de que en algún camping en particular os veáis obligados a “contratar” obligatoriamente la dichosa tarjeta a pesar de poseer la internacional. A cambio hacen descuentos en la estancia, cosa que no aplican con la CCI.
Eso fue lo que nos pasó en Helsinki, al registrarnos en el “Rastila Camping”. (ver viaje a cabo norte 2004). Tuvimos que “hacernos” la dichosa “Scandinavian Camping Card”, por narices, por 6 €. A cambio nos hicieron el descuento sobre la tarifa, que no recuerdo a cuanto ascendió, pero creo que más o menos fue lo comido por lo servido. Una de las ventajas de la “Scandinavian” es que el presentar la tarjeta en la mayoría de los camping finlandeses conlleva un descuento. Lástima que el “Rastila” fuera el último camping que visitamos en Finlandia, porque con anterioridad ni en Inari, ni en Rovaniemi, ni en Porvoo, ni nos ofrecieron la tarjeta ni nos preguntaron por ella, pagamos al llegar y punto. En el “Rastila” nos entregaron una tarjeta “provisional” de cartulina y, al cabo de unas semanas, recibimos en nuestro domicilio “la de plástico”, un servicio genial, pero para lo que nos sirvió…; Tampoco recuerdo si al registrarnos en el camping de Estocolmo nos hicieron o no descuento. En cualquier caso fue la última oportunidad de “usar” nuestra “tardía” Scandinavian en su zona de influencia…hasta nueva visita, claro;
En suma, me parece muy interesante el CCI y si alguien no lo tiene, no sería mala opción empezar a plantearse el hacerse con él, aunque eso implique la obligatoriedad de federarse a través de algún club campista (lo que también tiene su encanto).
