La "Selva Negra" (Schwarzwald) es en realidad un macizo montañoso situado en el extremo suroeste de Alemania y linda con la Alsacia francesa y con Suiza. Pertenece al estado de Baden Wurtemberg, el tercero en extensión y habitantes de Alemania y su ciudad más importante es Freiburg im Breisgau (Friburgo de Brisgovia para nosotros), si bien la capital del estado es la industrial y lejana Stuttgart, sede de las empresas automovilísticas Mercedes y Porsche.
Aunque conozcamos la zona con el nombre de "Selva Negra", realmente ni es una "selva" a la usanza ni tampoco es "negra", aunque suene bien. "Schwarzwald", en alemán, significa literalmente "Bosque negro" y parece que el nombre remite a los bosques de coníferas que lo caracterizan, tan frondosos, oscuros y tupidos que no dejaban pasar la luz del sol.
La Selva Negra es famosa por sus relojes de cuco y, como veremos, podremos visitar los dos más grandes del mundo.
También es conocida por su tarta de cerezas, chocolate y nata, de igual nombre.
Su proximidad a Alsacia -de la que solo la separa el río Rin, que ejerce de frontera natural, hace de la región un destino muy atractivo si decidimos visitar Alsacia. ¡Y aún más en navidad!
No obstante, la zona reúne suficientes atractivos como paisajes, senderos, ciudades y pueblos, gastronomía o ser también en lugar de nacimiento del Danubio como para ser un destino vacacional por derecho propio.
Desde Alsacia podemos hacer escapadas al lado germano con solo cruzar el imponente Rin.
Desde España y por carretera, especialmente desde la frontera de Irún, tenemos la posibilidad de llegar a la Selva Negra utilizando autovías gratuitas que nos permitan hacer el viaje con comodidad y seguridad, pero al mismo tiempo, ahorrando en algunos peajes de autopista. Más cuando en Francia, a los vehículos o conjunto de vehículos con una altura superior a los dos metros -lo que incluye a la gran mayoría de caravanas y autocaravanas- se los grava con un recargo del 50%, aproximadamente, sobre la tarifa de peaje de un automóvil. Pinchando sobre le siguiente cuadro podréis acceder a la ruta noreste y, de esa manera, aliviar un poco el coste del trayecto.
Una visita que no puede faltar en todo viaje a la Selva Negra es Friburgo de Brisgovia, especialmente en época navideña cuando sus mercadillos -muy diferentes a los alsacianos- muestran todo su esplendor.
Es una magnífica ocasión para comparar y también disfrutar los diferentes ambientes y estilos de vida entre dos países con solo cruzar un río.
¿Cómo organizar la visita a la Selva Negra?
Si disponemos de un par de días para disfrutar de las bondades de la Alemania más suroccidental, una buena manera de ver lo más llamativo pudiera ser pasar un día en Breisach am Rhein, pequeña localidad junto al Rin, cuyo mayor interés es su "münster", la catedral de base románica, majestuosamente situada en lo alto del pueblo. La vista del río es interesante y la estatua del toro que emerge del suelo adoquinado le da un punto.
El resto de la jornada la podremos pasar en Friburgo de Brisgovia (Freiburg im Breisgau), con varios mercadillos navideños y su preciosa catedral católica, de estilo gótico, cuyo campanario alcanza los 116 metros de altura.
La segunda jornada estaría reservada al "País de los relojes de cuco". En las proximidades de Friburgo, ya en las primeras estribaciones montañosas, se encuentra la localidad de Triberg, famosa por sus tiendas de relojes de cuco y por la cascada más alta de Alemania. Cerca están los dos relojes de cuco más grandes del mundo. Ambos visitables. Bordeando el Rin, podremos disfrutar de las vistas de las granjas dispersas, con sus característicos tejados inclinados, mientras hacemos una parada en dos localidades preciosas: Haslach y Gengenbach. Esta última localidad tiene un mercadillo navideño realmente bonito.
Y si disponemos de más tiempo para recorrer la Selva Negra, entonces también podemos plantearnos otras alternativas, como visitar el pequeño pueblo de Staufen am Rhein -famoso por ser el lugar donde un alquimista local, llamado Fausto, hizo un pacto con el diablo- aunque esa leyenda nada tiene que ver con la historia de Goethe y su Dr. Fausto vendiendo su alma al diablo Mefistófeles. La fachada de la "Gasthaus zum Löwen" de Staufen rememora la leyenda local, que no deja de crear cierta confusión interesada para atraer a los turistas. Finalmente también podremos darnos un paseo por la elegante ciudad balnearia de Baden-Baden, situada mucho más al norte. Su visita es asumible si nos encontramos alojados en los alrededores de Estrasburgo o en la zona norte de Alsacia, ya que nos queda a unos setenta kilómetros al norte de la capital alsaciana.
¿Baden-Baden vale realmente la pena? La respuesta es que sí, pero también hay que matizar que no es una prioridad en un primer viaje a Alsacia y la Selva Negra. Tiempo tendremos de plantearnos su visita para un segundo o tercer viaje a la zona. Desde el siglo XIX la localidad ha sido un centro de veraneo para las clases pudientes y en toda la ciudad se respira ese ambiente lujosamente decadente. De hecho, su mercadillo navideño desprende una elegancia que lo diferencia claramente de la mayoría de mercadillos alemanes. Las mesitas con un mantel rojo, aunque sea un hule por razones prácticas, adornadas con velitas le dan ese toque especial que también se agradece.
La etiqueta medioambiental alemana
Si tenemos intención de visitar ciudades alemanas con nuestro vehículo es importante tener en cuenta que conviene disponer del distintivo ambiental alemán para evitar sanciones.
Se puede solicitar por correo a varias entidades gestoras alemanas, pero sí hay que andarse con ojito a quien se la pedimos porque las diferencias de precio pueden ser muy grandes.
La etiqueta dura toda la vida del vehículo, al menos mientras conserve la misma matrícula. Es decir, se pide una vez y ya la tendremos para siempre.
Nosotros la pedimos a una oficina municipal de Berlín, que por unos 6 euros (en 2024) nos la mandarán a casa por correo ordinario. Se paga con tarjeta de crédito. Pinchando en el enlace accederéis al formulario para pedirla. Está en inglés, nada es perfecto. Deberemos adjuntar la ficha técnica del vehículo y asunto resuelto. En pocos días, tendremos la etiqueta en casa.
Aunque nosotros nunca hemos tenido controles por ese motivo en veinte años, conozco gente que sí ha sido multada. Por unos pocos euros no vale la pena andar jugándosela.
Freiburg im Breisgau /Friburgo de Brisgovia
Friburgo es una visita casi obligada en todo viaje navideño a Alsacia por su proximidad a la región francesa, a solo 65 km. de Colmar, y porque nos permite disfrutar de un ambiente diferente al de sus vecinos del otro lado del Rin.
No es una ciudad de las más monumentales de Alemania, pero desde luego tiene muy buenos atractivos para dejar buen sabor de boca. Entre los edificios históricos destaca, por mérito propio, su catedral gótica, de culto católico. Al margen de su imponente y solitaria torre, las figuras de su portal y sus vidrieras medievales que siguen aguantando el paso del tiempo bien merecen una visita.
En la plaza de la catedral encontramos otro de los edificios emblemáticos, es la "Casa de los Comerciantes", de impactante color rojo y con dos preciosas y puntiagudas torretas a ambos lados. Todas las mañanas se instala en la plaza el mercado local, que echa el cierre a la una del mediodía.
Desde luego lo que no falta en Friburgo son rincones pintorescos en los que sentir el modo de vida germánico.
En cualquier caso, viajando en épocas navideñas el "centro del mundo" en Friburgo se encuentra en la plaza del ayuntamiento (Rathausplatz) y aledaños. Allí podremos disfrutar del mercado navideño más grande de la ciudad. Hay otros en los alrededores, pero el de la plaza es el más grande. De esa manera podremos comparar el estilo de las casetas, de los productos y de la gastronomía entre los vecinos alsacianos y alemanes. Las diferencias son notorias y por eso vale la pena descubrir maneras diferentes de vivir una misma situación.
Nosotros descubrimos Friburgo en el año 2000, cuando aún se pagaba en francos y marcos y quedamos realmente impactados. Desde aquel entonces hemos vuelto muchas veces, pero siempre la disfrutamos cada vez que vamos.
Los amigos de la cerveza alemana, de los codillos asados y de las buenas "bratwurst", las salchichas asadas, no deberían marcharse de la ciudad sin haber rendido visita a la "Martin's Brau", una verdadera institución local que fabrica su propia cerveza. La cervecería se encuentra en un callejón situado junto a la "Martinstor", la torre medieval que preside la principal vía comercial de la ciudad.
Justo detrás de la torre, a la izquierda, encontraréis la Martin's Brau. Si además de probar su cerveza os apetece comer algo, es recomendable reservar mesa con antelación. Tened en cuenta que las mesas son largas y con bancos corridos. Si sois pocos, en momentos de alta ocupación es muy posible que os veáis obligados a compartir mesa. Los alemanes están totalmente habituados a esa práctica y para ellos es lo más normal del mundo. Estará bien tenerlo en cuenta...
Aparcar en Friburgo de Brisgovia
Aparcar en la calle cerca de Altstadt, el barrio histórico, es impensable. La solución es aparcar el coche en alguno de los aparcamientos públicos que hay cerca de la Martinstor, en Rempartstrasse o Humboldtstrasse. Para estacionar autocaravanas no tengo información, pero cerca del casco antiguo dudo mucho que se pueda aparcar un vehículo grande.
Neuf Brisach y las esclusas del Rin
Para visitar la Selva Negra alemana desde la zona centro y sur de Alsacia y antes de alcanzar la primera localidad alemana, Breisach am Rhein, pasaremos cerca del pueblo fortificado de Neuf Brisach, aún en territorio alsaciano. También deberemos cruzar el ancho Rin, que marca la línea divisoria entre Francia y Alemania. En la frontera, en zona alemana, hay varias gasolineras. El precio del combustible suele ser menor en Alemania que en Francia, así que es algo a tener en cuenta...
A mitad del río encontraremos una zona de aparcamiento para poder echar un vistazo a las espectaculares esclusas de Vogelgrun y la central eléctrica con sus murales pintados. El tráfico fluvial en esa zona es intenso y es bastante probable que podamos ver a alguna barcaza salvar el desnivel del rio gracias a las esclusas.
Neuf Brisach, no nos engañemos, luce mucho más desde el aire que a ras de suelo. La vista aérea -que a buen seguro no veremos- permite apreciar las fortificaciones en forma de estrella realizadas por el arquitecto Vauban en el siglo XVII. El pueblo, con estructura de calles en rejilla y una gran plaza central, no es especialmente atractivo, pero si cuadra, no está de más hacerle una visita. Nosotros lo hemos hecho por dos veces, así que no hablaremos muy alto...
Breisach am Rhein
Breisach am Rhein, cual atalaya frente al Rin, "vigila la frontera alsaciana" para protegerse de cualquier intento de invasión desde el lado francés. En realidad, por dos veces a lo largo del siglo XX, la invasión ha sido más bien en sentido contrario, pero eso ahora no viene a cuento.
El pequeño pueblo fronterizo alemán nos recibirá camino de Friburgo desde Colmar, tras haber cruzado el Rin y sus esclusas. Su monumento más relevante es la catedral, con la estatua de un toro bravo emergiendo del suelo.
Desde la terraza de la catedral, las vistas sobre el Rin y la llanura alsaciana tienen su puntito.
El pueblo apenas si conserva algún que otro edificio histórico, aparte del ayuntamiento, situado junto a la catedral. Triste recuerdo de la Segunda Guerra Mundial que desoló la localidad. La catedral también sufrió graves daños, pero ha sido reconstruida. Una hora y media de visita será un tiempo suficiente para dar una vuelta a Breisach, antes de trasladarnos a Friburgo.
Dejando ya al margen la visita a los pueblos fronterizos y a Friburgo, llega la hora de la "Ruta por el País del Reloj de Cuco", con sus bonitas localidades de entramado de madera -muy distintas a las alsacianas- sus peculiares granjas de inclinados tejados y sus relojes de cuco, grandes y pequeños, con epicentro en Triberg que, además, alberga la catarata más alta de Alemania.
Ruta por el "País del Reloj de Cuco"
Esta ruta nos llevará, siguiendo un eje sur-norte paralelo al Rin, desde Triberg a Gengenbach, pasando por Haslach y el valle de Gutach, con sus bonitas granjas.
Triberg: relojes de cuco y la cascada más alta de Alemania
Antes de aparcar en Triberg es aconsejable acercarse a Schonach, a solo tres kilómetros de distancia, para echar un ojo o visitar al que durante muchos años fue el reloj de cuco más grande del mundo, hasta que fue desbancado por el del "Eble Uhren Park", también a muy pocos kilómetros de Triberg.
El primero de ellos, el de Schonach, se puede visitar, pero también es visible desde la carretera...
A continuación nos dirigiremos a Triberg para visitar las tiendas de relojes de cuco, que son todo un espectáculo y, si se tercia, la cascada más alta de Alemania, cuyo acceso se encuentra en el mismo pueblo. Se paga entrada. En invierno está iluminada y es todo un espectáculo como podremos apreciar en las fotos.
El jamón ahumado de la Selva Negra, el speck, tiene gran fama, así que también podremos abastecernos en alguna de las tiendas o supermercados de Triberg. Y lo mismo vale para la famosa tarta "Selva Negra", de nata, chocolate y cerezas.
En el centro del pueblo también hay un aparcamiento público y servicios públicos gratuitos.
El acceso a la cascada (Wasserfälle, en alemán) se hace a través de un camino bien señalizado al principio de la calle de las tiendas de relojes de cuco, que no deja de ser la arteria principal del pueblo. Que nadie se asuste por la nieve. Solo un año pillamos la zona nevada. Fue en 2010. Aunque no es imposible, al menos hasta la primera decena de diciembre lo más habitual es que no nieve, pero hay que ir preparados para cualquier contingencia. En la época invernal, en zona de montaña, tanto en Alsacia como en Alemania, son obligatorias las cadenas (en el coche) o mejor aún, los neumáticos de invierno o de todo tiempo.
El reloj de cuco más grande del mundo
A solo tres kilómetros de distancia de Triberg, en la carretera 33, encontraremos el "Eble Uhren Park", un edificio que no es otra cosa que una enorme tienda de relojes y de artículos de regalo que, en su centro, tienen al actualmente mayor reloj de cuco del mundo. A las horas en punto, aparece sin falta el enorme cuco...
En la foto superior izquierda podemos apreciar el mecanismo interno del reloj de cuco y, a la derecha, otro reloj situado en el lateral del edificio, con figuras ataviadas con los trajes típicos de la Selva Negra.
Las granjas típicas del Valle de Gutach, rumbo a Haslach y Gengenbach
Continuaremos el recorrido hacia Gengenbach, pasando por el Valle de Gutach, jalonado por las granjas de madera de inclinados tejados, visibles desde la carretera y por la bonita localidad de Haslach, con sus casas de entramado de madera.
Haslach, villa medieval
Haslach fue una de esas sorpresas inesperadas porque no suele ser muy citada en las guías turísticas y, sin embargo, merece una buena visita. Fue gracias al cartel de "Altstadt" (literalmente "ciudad antigua", que es el modo alemán de referirse al casco histórico) que vimos al pasar por el pueblo, cuando decidimos hacerle una visita sobre la marcha. Y, desde luego, no nos arrepentimos.
Gengenbach y su mercadillo navideño
Gengenbach es una de las perlas de la Selva Negra. Villa fortificada, tiene un precioso ayuntamiento barroco y un encantador barrio de callejuelas medievales, amén de un espectacular mercadillo navideño. Desde luego, ¡Gengenbach merece una visita!
Y de esta manera, pondremos fin a esta ruta por el "País del Reloj de Cuco". Obviamente, la Selva Negra tiene mucho más que ofrecer. Los amantes del senderismo podrán gozar de los tupidos bosques de la zona (de ahí el apelativo de "negro" por lo frondosos que son, sin dejar que los rayos del sol penetren entre los árboles).
El Titisee, el lago Titi, es otro punto muy afamado, pero en invierno no resulta especialmente atractivo. La revirada carretera 31, de Friburgo al lago Titisee, pasa por el "Hirschsprung", un roquedal coronado por la estatua de un ciervo. En el centro de la foto inferior izquierda puede apreciarse, con dificultad, la estatua del ciervo.
5 kilómetros más adelante del monumento del ciervo (Hirschsprung) encontraremos el viaducto del "Ravennaslucht" (el barranco de Ravenna) en el que se instala un mágico mercadillo navideño bajo el viaducto ferroviario, especialmente espectacular cuando ya ha oscurecido. Nosotros no lo hemos visitado, pero viendo su web https://www.hochschwarzwald.de/weihnachtsmarkt-ravennaschlucht la verdad es que se ponen los dientes largos. Sin embargo hay que tener en cuenta algunos detalles importantes si nos planteamos visitarlo. En primer lugar hay que saber que la entrada es de pago y que el aparcamiento hay que reservarlo con la entrada. Sí podemos afirmar que un mes antes de su apertura, los billetes estaban agotados. Por lo tanto, en caso de querer visitarlo, es imprescindible moverse con tiempo para no quedarnos con las ganas. En fin, mucho que ver y hacer por aquellos lares.
Baden-Baden
Baden-Baden es una ciudad alemana situada en el estado federado de Baden-Wurtemberg, a unos 70 km. de Estrasburgo, que empezó a labrarse la fama en el siglo XVIII por sus balnearios de aguas termales. Ya el emperador romano Caracalla pasaba temporadas en "zona bárbara" tomando sus baños. En el siglo XIX su casino y sus balnearios atrajeron a la "jet society" de toda Europa, incluida la esposa del emperador francés Napoleón III, la española Eugenia de Montijo. De aquella época datan sus edificios más emblemáticos, como el "Kurhaus". La fama de ciudad "chic" y divertida incluso encontró su lugar en el refranero español: "Madrid en agosto, con dinero y sin familia, Baden Baden". La ingeniosa frase se atribuye al político decimonónico, Francisco Silvela. En fin, en la actualidad uno ya no se cruza por la calle con la aristocracia europea, pero indiscutiblemente la ciudad continúa desprendiendo un aire distinguido y agradable para una visita. Ya hemos comentado que ese ambiente especial se pone muy de manifiesto en detalles como la iluminación del mercadillo navideño o las mesitas con manteles rojos y velitas.
El mercadillo navideño se ubica en los alrededores del balneario y casino, el "Kurhaus", edificio de estilo neoclásico con su característica columnata frontal...
Por último, digamos que la cervecería "Lowenbrau", situada en el centro de la ciudad, se monta su propia fiesta navideña y organiza un festival de luces y decoración realmente espectacular para disfrutar de una buena cerveza de trigo...
Staufen im Breisgau
Staufen im Breisgau es una pequeña localidad situada al sur de Friburgo y cuyo mayor interés, o curiosidad, es que publicitan que fue el lugar donde Fausto hizo un pacto con el diablo. El problema es que ese Fausto no era el de Goethe y aquel diablo tampoco se llamaba Mefistófeles, lo que ocasiona no poca confusión para el visitante. En cualquier caso, la fachada pintada de la "Pensión del León" -Gasthaus zum Löwen- nos ilustra el diabólico pacto local. En fin, el pueblo no tiene mucho más que ofrecer y por nuestra parte no nos pesa admitir que fuimos allí un poco "engañados" con la leyenda del Fausto goethiano.
Y así, después de esta ruta por la Selva Negra, si nos apetece regresar de nuevo a Alsacia, solo hay que clicar sobre el cuadrito...



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